Debido a su ubicación geográfica, México es un país biológicamente megadiverso, ocupando el 5° lugar mundial en cuanto a riqueza de especies de flora y fauna. Al mismo tiempo, México está también entre los seis países demayor diversidad cultural del mundo; es decir,aquellas naciones que cuentan con la mayor cantidad de culturas originarias y lenguas vivas (ver mapas 1 y 2).
Esto no es casual. La variedad y riquezade los ecosistemas naturales históricamenteha permitido y alentado el desarrollo de los más diversos grupos humanos, mismos que se adaptan e interactúan con el medio, descubriendo las formas más adecuadas de apropiación, utilización y manejo de losbienes naturales, concibiendo precisamentea la naturaleza como productora de una gran variedad de bienes de uso, estableciendo con ella relaciones de intercambio -y no de explotación-, y desarrollando a la vez, expresiones culturales y cosmovisiones que reflejan, tanto la complejidad biológica en la que se sustentan, como un gran respeto hacia su entorno y hacia los seres y elementos que lo componen.
Paradójicamente, al interior de México,siendo los Estados de Oaxaca y de Chiapaslos que ocupan el 1° y 2° lugar nacional,tanto en diversidad biológica y agua dulce no contaminada, como en diversidad cultural,son precisamente ambas entidades y, específicamente las regiones donde se ubican los pueblos indígenas, las que ocupan los últimos lugares en cuanto al índice de desarrollo humano y de pobreza, lo que da una idea de los históricos y actuales niveles de injusticia yexplotación social y natural.
Y dentro de estas entidades, son dos las regiones que concentran la mayor riquezanatural: la Selva de Los Chimalapas, en Oaxaca, y la Selva Lacandona, en Chiapas; regiones indígenas pluriétnicas que presentan una histórica disputa por el control del territorio, a la vez son escenarios permanentes de violaciones de los derechos colectivos de los pueblos originarios que las habitan (ver mapa 3).
Descargue investigación: Chimalapas- La defensa del territorio y de los bienes naturales como un factor de identidad indígena